La obra

 

Este cuento nació del deseo de contar la historia del Perro: un héroe ignoto que vive en las profundidades del campo, golpeado, mimado, humilado, amado y sometido bestialmente. También será la excusa para contar la vida de otros seres, seres que lo rodean y que nos dejan preguntas y razones sobre nuestra propia existencia.

 

Esta historia nació del deseo de contar el amor que germina del sudor y la sangre, la violencia impune y  morbosa, la chapa, el mate, el facón y los fardos. Es nuestra y nació de nuestras entrañas, sin embargo ponerla en escena implica una decisión rotunda: no seremos nosotros quienes coartemos la pluralidad de sentidos que provoque. Se proyectará en el espacio como una desgarradora pregunta sobre los límites de la dignidad, la fidelidad y la dominación.

 

En el campo, en ese horizonte doloroso e interminable, con esos personajes enjutos y adustos, de pieles curtidas, prestos a abrir un chancho de parte a parte sin vacilar, allí, en la intimidad de ese lugar, donde nadie puede oír un pedido de auxilio, se cometerán los crímenes más impunes. Recrear con unos pocos elementos esa atmósfera tan particular en la mente del espectador, creemos, preparará el terreno para desenvolver la oscuridad de la trama, su raro espesor cargado de violencia y penosas muestras de cariño.

 

Un granero. Una vieja pulpería. Un reñidero. 

La muerte. El amor. La gloria. La fidelidad.

Había una vez un perro.

 

Hernan Grinstein

(Nota del director)